domingo, 17 de mayo de 2009
Curso: Uso de los Blogs en Educación - EDUCARED
Curso "Uso de los Blogs en Educación"
domingo, 3 de mayo de 2009
domingo, 22 de febrero de 2009
Alfabetizaciones, Sociedad y Tecnología
viernes, 23 de enero de 2009
Nota de opinión
COMO DOCENTES, SOMOS BUENOS JUGADORES …
El título de este trabajo corresponde a la analogía que encuentro entre la profesión docente y un equipo de fútbol, van aquí algunas cuestiones en común para considerar.
Los equipos europeos de fútbol, se caracterizan generalmente por esa particularidad, es decir, son un equipo sólido, sin grandes individualidades pero con una sincronización casi perfecta de sus jugadores, donde la falla de uno es siempre cubierta por el accionar inmediato de sus compañeros que están atentos a todos los movimientos. Por lo general, son el resultado de muchos años de entrenamiento, disciplina, preparación física, análisis de jugadas, cuestiones técnicas y el buen entendimiento de los jugadores entre sí. Es precisamente este trajo de equipo que los hace poderosos ante el fútbol creativo, ingenioso, sumamente hábil pero improvisado de los latinoamericanos, mas tendientes a girar en torno de figuras destacadas, verdaderos caudillos deportivos a quienes el resto de los jugadores deben servir y ceder las mejores jugadas en pos del estrellato de esos personajes, fundamentalmente los equipos de Argentina con “la mano de Dios” y Brasil quien se jacta del “jogo bonito”.
Entonces probablemente (y de manera inconsciente) seamos tan similares en educación como en el fútbol, donde tenemos grandes individualidades sin trabajo de equipo. Para que se entienda mejor llevamos el caso al terreno de la práctica donde encontramos en nuestro sistema muy buenos docentes que podrían estar a la par o superar fácilmente a sus colegas de los países mas avanzados, pero carecemos de “equipo”, mientras que uno solo lleva la pelota y hace todas las piruetas habidas y por haber hasta convertir el gol, el resto se dedica a mirar, a “plantarse” en la mitad de la cancha haciendo “jarrito” , o bien cada uno intenta hacer su propia jugada para destacarse sin compartir nada con el otro, todos queremos hacer el “gol”, sin levantar nunca la cabeza del piso.
Además, somos todos (futbolísticamente hablando) “hijos del potrero”, de donde salimos con esa gran habilidad innata de hacer gambetas y patear al arco, pero que nadie quiere mejorar con la dedicación y el entrenamiento. Seguramente nos está faltando alzar la mirada cada tanto para ver a quien tenemos cerca para “un pase”, que hagamos una jugada juntos, que auxiliemos al que está cansado o tenga menos experiencia, que defendamos al arquero en todo momento y que nos sintamos comprometido con la camiseta y la transpiremos hasta decir basta con tal de que gane nuestro equipo. ¿Por qué no sentir el mismo orgullo cuando cantamos el himno en el patio en una fiesta patria que cuando estamos jugando el mundial? ¿Acaso no estamos disputando un partido importante todos los días?¿no somos jugadores de un mismo equipo con un mismo objetivo?.
Por esto, rescatando la frase mencionada en el título, opino que como docentes y siguiendo la analogía futbolera, podemos ser grandes jugadores pero no tenemos el equipo necesario, no hay un sistema educativo racional que acompañe la tarea educadora ni tampoco nos complementamos adecuadamente para que las “jugadas” salgan bien. Quizás el día que aprendamos a jugar de esta manera, podamos comenzar a soñar en compararnos con equipos verdaderos que se destacan (en educación me refiero a los sistemas educativos de Islandia, Noruega o Dinamarca considerados como los mejores del mundo). Ese día, el gran público seguramente dejará de ser un espectador pasivo (me refiero a los alumnos, sus familias y la sociedad), para ingresar a la cancha y ser parte del espectáculo.